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“...momento he deci-
dido no esperar ms tiempo,
dijo juntandose con ellos. Si'
uscedes faltaban a la cita, hu-
biera decidido poner solo la
mina.
A las dos de la mafiana en-
traron a un pequeno bosque
cerca de la via. La muchacha
y el muchacho subieron hasta
los rieles. Brause hacia la guar-
dia. El muchacho sac una
pala chica, excavando un ho-
yo abajo de los rieles. La mu-
chacha le daba piedritas, las
que amontonaba alrededor del
hoyo. S'^guia las instruccio-
nes que Ie habian dado para
evitar el aplastami'ento de la
mina por el tren. El mucha-
cho ponia la mina en el hoyo
tapandolo con arena. Los tres
entonces se retiraron rumbo a
VileiKa, pasando un arroyo y
esperando la llegada del tren
(Pasa a la Pdg. 39)
Quebrar la garra de la
bestia nazi...”
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