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“... pa-
ra el israelita y para el pa-
gano. Cuando apareci el
cristianismo, en la poca de
un ojo, y si sacare el dien-
te de su siervo o el diente
de su sierva, por su diente
ledejara ir libre (Exod.
XXI 26, 27). Se afirm
tanto que las disposiciones
de la Biblia se parecian mu-
chas veces a las del anterior
cdigo de Hamurabi. Pero
ste no conoce ninguna dis-
posicin que ampare a los
esclavos. Hasta decreta la
pena de muerte para el que
aloje a un esclavo evadido,
enCanan se concedia de-
recho de asilo (Deut. XXIII
16), prohibi el comercio
de esclavos (Exod XXI 16)
bajo la pena capital, todo
esto ms o menos mil qui
obliga al padre a ensenar un
oficio a su hijo. No basta-
ba el estudio de la tora,
si al mismo tiempo no se
practicaba una profesin.
El estudio de la tora sin
trabajo al fin se convierte
en nada y conduce al
pecado (Dichos de los Pa-
dres 2, 2). Los sabios rads
grandes y dirigentes de la
poca del Talmud eran ar-
tesanos, como por ej. Hillel,
Aciba, Mefr, Yoganan, Ye-
hoshua ben Janana...”
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