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“...saludo.
Qu a mi de soi naciente los fulgoes,
si no euderezan mi inclinada frente,
cual enhiestan los tallos de las flores,
curvados en la noche precedente;
si no enjugan jamas el llanto raio,
cual secan de las plantas el roci'o;
si no rasgan las sombras de mi meute,
cual encienden la cspide del monte
y el niveo cenidor del horizonte?
Qu a mi los matutinos
dulces y alegres trinos
con que saluda al nuevo dia el ave,
si no resuena ya. como solia,
la voz de Ulises elocuente y grave
en esta gruta, venturoso un dia?...
iUlises! jah! Ie veo en donde quiera ;
SU imagen sera eterna en esta gruta
como esta inacabable primavera.
Avanza, oh noche, eu tu sombria ruta.
Hazlos pasar, hazme olvidar siquiera
tantos pesares que mi vida amargan.
Estrchenme tus brazos que aletargan,
cual los de Ulises me estrechaban antes.
Cierren tus dedos mis cansados ojos
igneos, candentes, rojos
como chispas que saltan centellantes
del yunque de Vulcano.
Haz me dormir. Quiero olvidar. ; En vano!
Ya me rinde pesada soholencia...”
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