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“...brota a modo del torrente.
Bien lo dijo aquella carta!
pero Laidah no crey,
y en voz baja raurmur;
ese naipe miente, Marta!
Qu raza tan testaruda
la blanca! no se concibe!
dice el naipe: el amo vive!
y usted exclama: soy vi'uda!
dice el naipe: el amo viene!
y usted dice: no vendra!
y viste Into Laidah
que ay ni esperanza tiene!
Pero ciegamente yo
sieinpre en la carta crei',
y a la adivina Ie dl
con gusto lo que pidi:
una peseta no mas.
^Cierto que mas mereci'a?
tn amo vive, me deci'a,
y vuelve, y pronto quizas.
Ese naipe miente, Marta!
I pero mis ojos no ven ?
me enganaran tambiii
como minti aquella carta?
Las lagrimas que derramo
no son hijas de afliccin,
lagrimas de dicha son:
sehora, yo he visto al amo!
dbil, palido, algo asi
como absorto, reflexive
y muy triste, pero vivo!
si, senora, yo lo vi!
Pero
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