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“...ver quisiste
y que a ver te traje yo.
Oye: yo no tuve culpa
en lo que paso: yo liice
cuanto hacer el infelice
puede en este triste valle.
Quando tus amargos gritos
de dolor a mi llegaban,
mis labios asi clamaban
a mi Padre celestial:
Senor, si no es locura la plegaria
que lleno de esperanza te dirijo,
salva a la raadre conservando al hijo;
mas si es, Senor, tn voluntad contraria
a mi esperanza loca,
^qu mas, qu mas me toca
en la prueba aflictiva,
sino acercar la frente
al polvo de la tierra humildemente,
y bendecir el caliz que mi boca
de tu cuidado paternal reciba?
III.
Alabemos a Dios, esposa mia,
que la mitad me concedio
de mi plegaria y te salvo.
Alabemos a Dios, esposa mia,
ay! que si tanto me quito,
me dejo mucho, cuando yo
ni eso ni mucho mnos merecia.
(j.Sabes acaso qu destino
al que aqui yace, el remolino
de venideros aiios traeria? ....
Alabemos a Dios, esposa mia.
1885....”
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