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“...Yo miro entonces lo que tengo escrito,
y vindolo pregntome contrito:
(iVale esto acaso que la deje sola?
vale esta estrofa insustancial y frla
que tanto rato quede en noche oscura
de nuestro lecho la mitad vaci'a?
y tomo con presura
el brazo que me da mi companera,
y me dejo guiar en la escalera.
I Hago bien ? hago mal ? Lo ignoro, Ernesto;
mas no s proceder de otra manera:
y ya ves si es diflcil que muy presto
tengas junto al volumen que contiene
de Yepez las hermosas poesi'as,
un libro igual-con producciones mi'as.
1885.
MADRIGAL.
Paso la noche umbn'a, y una raya
de luz en el Oriente
anuncia la ascencin del sol fulgente.
Mas no te he visto an, y no ha pasado
para ml todavia
la noche del dolor rauda y sombn'a.
La planta y yo lloramos en la noche,
y an de sus hojas rueda
y de mis ojos quien decirlo pueda,
Mas ya el sol seca de la planta el llanto,
aparece, oh sol mi'o!
y enjuga de mis ojos el roci'o.
1885....”
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