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“...tu ruina ?
Ni impetu fu de frenesi' patritico
Con que ciudad suicida
Arroja al paso de invasora hueste
Sus glidas cenizas.
Hay grandeza en el crimen de Moscovia
Que a la soberbia altiva
No el abrigo y calor de sus palacios
Hospitalaria brinda,
Sino un bosque de llama inaccesible,
Y humareda que asfixia,
Y luego una llanura silenciosa
De nieve blanca y fn'a.
Hay grandeza en el crimen de Moscovia
Que arde y heroica grita:
[Antes que esclava ruin, cadaver libre!
,iCual fue el grito, Colon, de tu agonia?
Lo murmuran las trmulas raujeres
Que vagan fugitivas
Sin teraplo, sin alcoba, sin techumbre.
Sin luz en noche umbn'a,
Livido el rostro, inquieta la mirada,
Hambrientas y mendigas.
Lo dice el aire ftido que esparcen
Las insepultas vi'ctimas.
Lo repiten tus miseros escombros
Y el humo que respiras.
Fugaz y dbil y nico vestigio
De tu pasada vida;
Lgubre huella del horrendo crimen
Y la inaldad inicua
Que del de Roma coronado monstruo
La siniestra memoria resucitan.
!Einulos de Nern! turba nefanda...”
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“....
iQu rostro aqul, Dios mlo! y crao pude
no ver grabada en l honda tristeza!
Sin duda fue porque el fulgor bermejo
del postrer rayo en esa faz cala,
pintando alegre y voluptuosamente
hojas de rosas en la nieve frla.
Sent! un primer febricitante impulse;
mas pronto huy del firmamento vasto
el rosicler crepuscular, y extinto
qued tambin el pensamiento incasto.
Entonces vl la palidez profunda
de aquella faz, muy bella todavla,
pero que ya no hablaba a los sentidos,
que no entienden la voz de la agonia.
Ella crey, que me obstruia el paso,
se puso en pi, y con voz casi apagada,
as! me dijo. ^Viene usted sin duda
a rezar en la tumba de su amada?
Norespond!no he amado todavia.
La niha me mir de extrana suerte:
quiza no comprendi que no se amase,
talvez penso: jNoamar! j esto es la muerte!...”
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“...primo, lo s muy bien;
mas no son del sexo mio
el engano, y el desdn
y el olvido, y el hastio.
- No, prima, ni el corazon.
Mas en cambio, primo, el alma.
Primita, tienes razon.
Vivamos, primibo, en calma.
La gramatica rompamos
y acabe nuestra querella;
amemos, y no inquiramos
si el amor es el es ella.
Si me diesen facultad,
cremelo, primo, por Dios:
amor, por eternidad,
seria comn de dos.
DIALOGO.
Mirame de rodillas cual creyente
Que al Ser Supremo su plegaria envia,
Contempla mi dolor y mi agonia
Grabados en los surcos de mi frente....”
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