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“...A. A. W.OLPSCHOON
EPlSTOLA A UN AMIO
*£ra (l's^rut:ar i h caro am-igo!
En esta pobre vida, i
Aquel estado prspero del alma
Oue dicha se apellida ?
t Ser;i el monarca altivo que se asienta
Del poder en la curnbre,
Viendo a sus pies postrada rcverente,
Tnmensa muchedtimbre ?
I El rico avaro que se lanza ciego
Tras el metal luciente ;
U cl carinoso protector, el padre
Del hiirfano indigente ?
,fSera quien los halagos solicita
De esplndido renombre ;
O quien allii en retiro silencioSo
Ruega a Dios por el hombre?...”
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“...completa,
El frivolo contento
One proporciona el vicio, a veces germ en
De dolores sin cuento?
I O acaso envidias el placer mentido
Del que en forjar s a^ana
S.defios que un solo instante desvanece,
Cual los rayos del sol la sombra vana
MaS oye : en vano cansar la mente :
Sabe que la apariencia
Raras veces descubre lo que siente
La invisible coneiencia.
Tal te presenta el rostro alborozado,
Que en el fondo del alma
Lleva ocult pesar, il quien no es dad
Ni un momento de calma.
No el preciado metal, no las grandezas
La dicha constituyen, -
Bienes que e) mundo da, y al mundo mismo
Al fin se restituyen....”
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